domingo, 17 de octubre de 2010

Sueños alados

Cada persona tiene una lista de sueños que nos hace distintos.  Hay sueños relativamente fáciles de cumplir y otros más ambiciosos que requieren de mayor constancia, esfuerzo y hasta creatividad.  Esa lista cambia con la edad; algunos añadimos, otros tachamos.  Algunos saben más temprano cuál es un sueño relevante, otros nos damos cuenta más tarde.  Ayer me dijo la mamá de una nueva alumna del taller de escritura de nueve años, que su sueño era ser Premio Nobel de Literatura.  A su edad yo quería un Oscar a la mejor actriz y practicaba mi agradecimiento en los comerciales.

Mis sueños de niña tenían mucho que ver con viajes y logré llegar a todos los lugares que quería ver, de niña.  Ojo que no soñaba con Disney, sino con Buenos Aires, París y Río.  Ahora de “adulta” quiero seguir viajando y los destinos se pusieron más complicados y los fines de los viajes también cambiaron.  Por ejemplo, quiero regresar a París a visitar la tumba de Julito y Maupassant en Montparnasse, o caminar por las calles citadas por Pamuk en el Museo de la Inocencia, lo que me recuerda que los viajes por amor también se incrementaron con los años.

Dormida sueño que vuelo, o más bien que floto y vuelo.  Comienzo a subir por las fachadas de las casas y luego sin miedo estoy en las nubes.  Despierta sueño con el amor.  Que llegue bien, que el viaje sea sin turbulencias y que el destino final sea tal como lo esperaba.  (Las turbulencias en este punto, son negociables).  En fin, sueños tengo muchos y pienso que cada año aumentan, pero el recurrente, el que conservo desde niña y que se lo había confesado a una sola persona es realmente tonto y me hace pensar… ¿por qué quiero subirme en un globo aerostático?

Y llegué a la conclusión de que volar tiene mucho que ver con mi forma de ver la vida y mi manera de actuar.  Que soy libre y que volar es libertad.  Que me enorgullece no tener miedo a opinar (sin herir), a renunciar a los convencionalismos, a rebelarme ante las injusticias, a levantarme cuando no estoy de acuerdo con algo.  Todos mis sueños tienen alas como yo.  Y en algún momento en que pensé que el sueño del amor estaba por realizarse, me di cuenta a tiempo, de que a ese hombre le faltaban las alas para alcanzarme.

Así que seguiré volando y buscando pista para aterrizar.

miércoles, 6 de octubre de 2010

El problema son los celos

Hoy leí una entrada sobre los celos en el blog de mi amigo Maxi y me dí cuenta de que los celos me han liberado y afectado en estas últimas semanas.  


Yo siempre me consideré una mujer celosa, quizás porque he tenido que compartir muchas cosas, por ejemplo, al ser mi padre una figura pública, me afectaba que gente ajena a mi familia lo considerara parte de la suya.  Otro ejemplo, que “mi hijo” Napoleón (mi mascota) dude a quién saludar más efusivamente y se pare entre la persona que lo pasea y yo.  No me juzguen todavía porque comencé confesando que “era” celosa.  Y celosa MAL.

Pero continúo.  Con los ejemplos anteriores podrán imaginar cómo pasaron la vida mis desdichados enamorados.  ¿Quién te llama a esta hora?  ¿Quién es esa mujer que te saludó?  ¿De quién es ese número telefónico en ese papelito?  ¿Por qué no contestas el celular?  ¿Quién es esa “amiguita” que te escribe al facebook?  Hazme el favor de borrar a tu ex ipso facto.  No, no, esto no es para risa.  Así era mi vida.  Y es terrible vivir así y admitir que eres así.

¿Cómo descubrí que me liberé?  Llegó la madurez.  Y creo que gran parte de ella se presentó cuando decidí mudarme y vivir sola (afirmación que ya no está vigente, pues me regresé a mi casa).  En este período tuve que endurecerme a las bravas, y tuve que pasar por situaciones a las que nunca estuve acostumbrada y aguantar lo que en otra época no habría soportado.  Me sirvió y estoy agradecida con mis padres por dejarme vivir esta experiencia y por aceptarme de regreso cuando no pude sostenerme por mis propios medios.

Después de esta experiencia, conocí a una persona maravillosa que tiene muchas virtudes, que me ha hecho sentir bien y tan segura que no se me ocurriría abrir un signo de interrogación que contenga ninguna de las preguntas del segundo párrafo.  He comprendido también que nadie es mío.  Que todos estamos de paso y que debemos vivir de la mejor manera.  En mi caso, dejando los celos para las producciones televisivas locales.  Me liberé de una carga tan pesada como arrastrar a otro ser humano.  Siento alivio y hasta respiro mejor.

Pero también dije que me había afectado.  Y es que sigue habiendo gente (como lo era yo) que no admite perder algo que pensaba que tenía en las manos, sea lo que fuere, trabajo o amigos, o las dos cosas, y por ese motivo he tenido que vivir con las retaliaciones y el abuso inesperado y no merecido.  Difamación, calumnias y más.  Quizás a ustedes no les interesa este último párrafo, pero yo sentía que debía ser honesta conmigo y escribirlo.  Quería compartirlo porque quizás a alguno de ustedes en algún momento de sus vidas les afectó.

Entonces para concluir, dejo por escrito en esta bitácora que yo ERA celosa, léase bien.  Ahora me importan mi familia y mis amigos, de quienes puedo decir finalmente que ya no me importa compartirlos ;)

martes, 20 de julio de 2010

¡Increible!

Antes de embarcarme en este viaje quisiera actualizar esta bitácora abandonada por las ocupaciones. El año pasado tuve la suerte de visitar la Feria del Libro de Guadalajara, un viaje que no sólo fue ambicioso porque es la mejor feria en Latinoamérica sino porque siempre tuve el inconsciente sueño de escribir. Soy de esas personas que tienen diez historias paralelas en la cabeza, mientras sucede una sola acción. Sueño desvergonzadamente despierta y espero no dejar de hacerlo nunca.

Pero continuo con la Feria. Esta experiencia que viví me marcó de una manera positiva y hoy, a menos de un año de haberla visitado, estoy yendo a participar en una. No Guadalajara, pero la de Lima que es bastante importante en nuestro continente. El primer día intervendré como moderadora de una mesa en la que se reflexionará sobre literatura contemporánea ecuatoriana y al día siguiente hablo sobre literatura infantil y juvenil desde mi experiencia como tallerista. ¡Increible! Es lo único que se me ocurre para describir esta sensación.

Por otro lado al preparar esta última ponencia, hice contactos invaluables y conoceré en persona a autores que admiro y de los cuáles me gustaría aprender. No puedo pedir nada más. Como dice mi mamá sería pecado. Por el momento tengo más de lo que negocié cuando compré mi pasaje hace dos meses en clase turista. Otra cosa será cuando regrese. Tengo planes... muchos.

Por lo pronto el siguiente es ir a una Feria con mi querida Mami Pau, Bogotá está en la mira... Seguiré soñando y calándome las miradas de desaprobación, esas que me indican que los que me miran quisieran estar en mis zapatos talla 7.

jueves, 18 de febrero de 2010

¿Son realmente felices con lo que hacen?

Alguna vez escuché una canción escrita por el director de cine Baz Lurhmann que decía que algunas de las personas más interesantes que conocía, a los cuarenta años todavía no sabían que querían hacer con sus vidas. En esa época me reí porque estaba convencida de mi carrera, ya era gerente de marketing de una empresa de servicios, tenía un enamorado que me admiraba y para mi edad, me apresuré a pensar (cosa que solemos hacer con frecuencia los jóvenes) que me encontraba en el lado de los veinteañeros que ya sabían que hacer con su vida y a quienes Lurhmann también mencionaba, y me pregunté cómo era posible que a los 40 todavía no sepas que hacer.

Hoy ya no me parece tan chistoso. Me parece que escuché esa canción por destino. Hoy, que he descubierto que el marketing estuvo bien porque me ha servido para todo, pero que no es lo mío; me parece que es un alivio saber que aunque tarde, al menos soy de esas personas que pudieron encontrar su verdadera vocación, perseguirla y acostarse a dormir al final del día, felices y satisfechas porque hacen lo que aman. Descubrí eso que me veo haciendo hasta el último día de mi vida, sea que me toque hoy o dentro de cincuenta años. Y sobre todo descubrí que puedo ser feliz de nuevo.

Estudiar siempre va a ser un placer para mí y no me arrepiento de saber hacer mil cosas que sé hacer, y que me han ganado la fama de todóloga entre mis amigos y conocidos que se refieren a mí con términos como emprendedora, recursiva o creativa. Ahora y como todo comienzo, me toca ser paciente y aprender de todas las fuentes posibles para conseguir, si no superar el éxito que alcancé en una profesión que aunque disfruté y usufructué por mucho tiempo, no era la mía. Hoy que recibí el primer cuento de una alumna de 9 años de mi taller, me di cuenta de que ahora si soy feliz. Les dejo el link de la letra de la canción, espero que la disfruten.


y el link de mis niños del taller, del cual estoy muy orgullosa http://ascensoralasestrellas.blogspot.com/


¿Son realmente felices con lo que hacen?

miércoles, 13 de enero de 2010

Bajo tu propia cuenta y riesgo

Estaba en una reunión de esas literarias en las que me hallo ultimamente, y suena mi celular con una llamada de un número desconocido.  Contesté y era mi Mr. Big.  Hace unos cinco meses nos peleamos por una tontería, yo perdí mi teléfono y en él se fue cualquier dato que me acercara al individuo.  Lo cierto es que el Sr. Bold (mi Big) sólo necesita levantar el teléfono o enviarme un mensaje a mi blackberry y yo me nublo MAL!  Me vuelvo zombie y a todo respondo de manera afirmativa.

Vamos desde el principio.  Conocí al Sr. Bold en una discoteca ruidosa. Se me acercó porque su amigo quería conocer a una de las chicas de mi grupo.  O sea...no por mi.  Como a la chica no le interesó el amigo, los dos se quedaron conversando conmigo toda la noche.  Se presentaron, pero entre mi sordera y las copas... no escuché.  A uno lo había visto en revistas así que no fue difícil dar con el nombre, pero al otro...hmmm no, no sabía cómo dar con él.  Y así fue como le pusimos entre todos "Sr. Bold" (en todo el glamour que profesamos, era la primera vez que tocabamos un BB Bold), y así lo seguimos llamando las siguientes ocho veces en que lo vimos o salimos.  Mientras él me presentaba a sus amigos, hermano, primo, perros y gatos por mi nombre, yo nunca pude presentarle a nadie porque no tenía idea de cómo se llamaba.  Me enteré por una invitación para un matrimonio que encontré en su carro... a la octava salida!

Hasta la fecha le sigo diciendo "oye".  Se me hizo costumbre.

La historia no es tan larga como irrelevante y por ende en mi cabeza retumba la voz de mi lectora anónima diciéndome "esta vez...you are on your own".  Y tiene razón, ya me fue mal en dos ocasiones con el mismo individuo y yo decido recogerlo una tercera vez...  Ojo, en ninguna de las ocasiones me rompió el corazón.  Ni estoy buscando que lo haga.  Pero la llamada me abrió la cortina de una ventana que yo habia cerrado.  La ventana que tiene al corazón intacto y tonto de siempre.  Justo lo que estaba buscando, volver a creer.  Les contaré como me va.  Que quede claro que Bold, no ha parado, ni parará mi vida.  Sólo me sirvió para devolverme la fé.

domingo, 10 de enero de 2010

Corrientes 348, segundo piso ascensor

Este año no corrí con mi maleta a la medianoche del 31. Vivo con jet lag, debido al síndrome de la fase de sueño retrasada con el que me he diagnosticado yo misma, y viajar obviamente no me ayuda. Este año estaba supuesto a ser “el año sabático de viajes”, pero ya ven, nuevamente estoy embarcada, en un viaje que predigo voy a disfrutar montón!


Desde pequeña quise conocer Buenos Aires. No tengo idea el por qué de la fijación. ¡Argentina e India!, respondía veloz cuando me preguntaban qué quieres conocer. A la India hoy, sólo la quiero ver en dvd, y a Argentina ya fui, pero es de esas ciudades con alma que puedes volver a recorrer y siempre vas a terminar queriendo quedarte allí.

El viaje es especial porque hace mucho tiempo que mi papá no tiene vacaciones. La gente le dice “¡que linda vida Héctor!” cuando escuchan que se va a New York, Chicago, Madrid, Milán. A trabajar, el hombre se va a trabajar y extraña la casa tanto que no desearía ni embarcarse. Pero esta vez Héctor se va con su esposa, sus mejores amigos Jaime y Yoya y la guía turística, o sea yo, que me conozco más de la mitad del recorrido, que propone ir a Argentina, Uruguay y Brasil y al punto que casi une a los tres, Iguazú.

El sábado, en nuestro “petit comité” les pregunté a los viajeros si habría algo en alguna de las ciudades a las que vamos, que no quisieran perderse… “Les Luthiers” dijo uno, “El Viejo Almacén” dijo otro, “Olmedo y Porcini” dijo riéndose otro, obviamente este último no tenía idea de que Olmedo se tiró de una terraza y de que “Porcel” murió hace casi cuatro años, lo único que puedo hacer es llevarlos al Cementerio de Chacarita. Yo sólo me pregunto qué encontraré en Corrientes 348. Lamentablemente la curiosidad pudo más y google me mostró la foto del piso de oficinas que se encuentra al salir del ascensor del segundo piso… Raro sería que no predigan el final de este post… La bloggera de igual manera, tomará el ascensor.

Mi Buenos Aires querido, allá voy!  allá voy!

lunes, 4 de enero de 2010

Uno ha terminado con el pasado, pero a veces el pasado no ha terminado con uno

¿Qué tal si esta frase es cierta?  Si yo todo el tiempo he estado dispuesta a terminar con el pasado, pero el pasado me persigue y no me deja caminar.  ¿Cómo se llega al punto en que decimos "hasta aquí" y el "hasta aquí" te hace caso?.

Lo pregunto porque estoy segura de que soy una mujer fuerte y que fácilmente se recupera y no se lamenta de los errores, los valoro y recuerdo que para llegar, es necesario equivocarse.  Pero si me preguntan, miro a la derecha y miro a la izquierda y el pasado está en todos lados.  En el almuerzo, en la tele, en la reunión con los amigos, en las preguntas... en el silencio.

¿Cómo sacudirse este peso invisible, pero a veces tan pesado que tenemos en los hombros y que ahoga?  El otro día en una reunión tuve que adelantar una canción porque a alguien le recordó a un ex.  Yo misma borré de mi ipod unas cuantas canciones, pero no las puedo borrar del procesador del dj de Kong...  ¿Y entonces?  ¿Cómo se hace para seguir viviendo como si nada? y ¿cómo seguir con el corazón intacto, sensible y tonto, si lo único que quiero es no creer, nunca más?

¿Cómo se hace para no aplastar "enviar" sobre ese e-mail, que para empezar nunca debiste haber escrito?  Cuántas veces lo único que hace es empeorar todo o alargar la agonía de la relación que ya murió.  El aporte de mi experiencia se basa solamente en obviar el tema del clavo que saca al otro clavo.  Pésima idea.  Normalmente el "otro clavo" está oxidado y probablemente te va a dar tétano.

En este punto en el que el fantasma del pasado sigue pidiendo en todas las radios Luis Fonsi, me queda cruzar los dedos para que me de un ataque repentino de amnesia o que algún otro acontecimiento me de una cachetada más fuerte de la que ya recibí, para que lleguemos al mutuo acuerdo de olvidarnos.

Hago un llamado al presente, para que se enfoque y caminemos desmemoriados, ausentes del pasado, felices por lo que hacemos hoy, construyendo un nuevo y más agradable pasado.  Uno que me cante y me recuerde: "Hey, hey, tomorrow's just your future yesterday"