miércoles, 6 de octubre de 2010

El problema son los celos

Hoy leí una entrada sobre los celos en el blog de mi amigo Maxi y me dí cuenta de que los celos me han liberado y afectado en estas últimas semanas.  


Yo siempre me consideré una mujer celosa, quizás porque he tenido que compartir muchas cosas, por ejemplo, al ser mi padre una figura pública, me afectaba que gente ajena a mi familia lo considerara parte de la suya.  Otro ejemplo, que “mi hijo” Napoleón (mi mascota) dude a quién saludar más efusivamente y se pare entre la persona que lo pasea y yo.  No me juzguen todavía porque comencé confesando que “era” celosa.  Y celosa MAL.

Pero continúo.  Con los ejemplos anteriores podrán imaginar cómo pasaron la vida mis desdichados enamorados.  ¿Quién te llama a esta hora?  ¿Quién es esa mujer que te saludó?  ¿De quién es ese número telefónico en ese papelito?  ¿Por qué no contestas el celular?  ¿Quién es esa “amiguita” que te escribe al facebook?  Hazme el favor de borrar a tu ex ipso facto.  No, no, esto no es para risa.  Así era mi vida.  Y es terrible vivir así y admitir que eres así.

¿Cómo descubrí que me liberé?  Llegó la madurez.  Y creo que gran parte de ella se presentó cuando decidí mudarme y vivir sola (afirmación que ya no está vigente, pues me regresé a mi casa).  En este período tuve que endurecerme a las bravas, y tuve que pasar por situaciones a las que nunca estuve acostumbrada y aguantar lo que en otra época no habría soportado.  Me sirvió y estoy agradecida con mis padres por dejarme vivir esta experiencia y por aceptarme de regreso cuando no pude sostenerme por mis propios medios.

Después de esta experiencia, conocí a una persona maravillosa que tiene muchas virtudes, que me ha hecho sentir bien y tan segura que no se me ocurriría abrir un signo de interrogación que contenga ninguna de las preguntas del segundo párrafo.  He comprendido también que nadie es mío.  Que todos estamos de paso y que debemos vivir de la mejor manera.  En mi caso, dejando los celos para las producciones televisivas locales.  Me liberé de una carga tan pesada como arrastrar a otro ser humano.  Siento alivio y hasta respiro mejor.

Pero también dije que me había afectado.  Y es que sigue habiendo gente (como lo era yo) que no admite perder algo que pensaba que tenía en las manos, sea lo que fuere, trabajo o amigos, o las dos cosas, y por ese motivo he tenido que vivir con las retaliaciones y el abuso inesperado y no merecido.  Difamación, calumnias y más.  Quizás a ustedes no les interesa este último párrafo, pero yo sentía que debía ser honesta conmigo y escribirlo.  Quería compartirlo porque quizás a alguno de ustedes en algún momento de sus vidas les afectó.

Entonces para concluir, dejo por escrito en esta bitácora que yo ERA celosa, léase bien.  Ahora me importan mi familia y mis amigos, de quienes puedo decir finalmente que ya no me importa compartirlos ;)

4 comentarios:

Maximiliano Galin dijo...

Brindo por esa superación personal, Ade!
Es liberador, es sacarse un peso de encima dejar de comportarse con celos, que a la larga matan.
Y dejo constancia del post que te lo despertó, para quien desee pasarse:
Los celos ¿qué pasa?
Beso grande!

Eingana dijo...

Sabes que no se nota, pero si haces click en Maxi está enlazado a tu página. En todo caso, bien que pusiste el link aquí.

Gracias por siempre tener buenos consejos y palabras de ánimo para mí mi querido Maxi! Los aprecio de verdad!

Beso!

La Baronesa dijo...

yo prefiero adoptar la frase "no soy celosa, tengo detector de zorras"....a mi me funciona muy bien :)

Eingana dijo...

jajaja está de moda esa frase. Una cosa es no ser celosa y otra es despreocuparse de lo que ocurre a nuestro alrededor, en eso te doy la razón.

¡Gracias por pasar por el blog!