miércoles, 13 de enero de 2010

Bajo tu propia cuenta y riesgo

Estaba en una reunión de esas literarias en las que me hallo ultimamente, y suena mi celular con una llamada de un número desconocido.  Contesté y era mi Mr. Big.  Hace unos cinco meses nos peleamos por una tontería, yo perdí mi teléfono y en él se fue cualquier dato que me acercara al individuo.  Lo cierto es que el Sr. Bold (mi Big) sólo necesita levantar el teléfono o enviarme un mensaje a mi blackberry y yo me nublo MAL!  Me vuelvo zombie y a todo respondo de manera afirmativa.

Vamos desde el principio.  Conocí al Sr. Bold en una discoteca ruidosa. Se me acercó porque su amigo quería conocer a una de las chicas de mi grupo.  O sea...no por mi.  Como a la chica no le interesó el amigo, los dos se quedaron conversando conmigo toda la noche.  Se presentaron, pero entre mi sordera y las copas... no escuché.  A uno lo había visto en revistas así que no fue difícil dar con el nombre, pero al otro...hmmm no, no sabía cómo dar con él.  Y así fue como le pusimos entre todos "Sr. Bold" (en todo el glamour que profesamos, era la primera vez que tocabamos un BB Bold), y así lo seguimos llamando las siguientes ocho veces en que lo vimos o salimos.  Mientras él me presentaba a sus amigos, hermano, primo, perros y gatos por mi nombre, yo nunca pude presentarle a nadie porque no tenía idea de cómo se llamaba.  Me enteré por una invitación para un matrimonio que encontré en su carro... a la octava salida!

Hasta la fecha le sigo diciendo "oye".  Se me hizo costumbre.

La historia no es tan larga como irrelevante y por ende en mi cabeza retumba la voz de mi lectora anónima diciéndome "esta vez...you are on your own".  Y tiene razón, ya me fue mal en dos ocasiones con el mismo individuo y yo decido recogerlo una tercera vez...  Ojo, en ninguna de las ocasiones me rompió el corazón.  Ni estoy buscando que lo haga.  Pero la llamada me abrió la cortina de una ventana que yo habia cerrado.  La ventana que tiene al corazón intacto y tonto de siempre.  Justo lo que estaba buscando, volver a creer.  Les contaré como me va.  Que quede claro que Bold, no ha parado, ni parará mi vida.  Sólo me sirvió para devolverme la fé.

domingo, 10 de enero de 2010

Corrientes 348, segundo piso ascensor

Este año no corrí con mi maleta a la medianoche del 31. Vivo con jet lag, debido al síndrome de la fase de sueño retrasada con el que me he diagnosticado yo misma, y viajar obviamente no me ayuda. Este año estaba supuesto a ser “el año sabático de viajes”, pero ya ven, nuevamente estoy embarcada, en un viaje que predigo voy a disfrutar montón!


Desde pequeña quise conocer Buenos Aires. No tengo idea el por qué de la fijación. ¡Argentina e India!, respondía veloz cuando me preguntaban qué quieres conocer. A la India hoy, sólo la quiero ver en dvd, y a Argentina ya fui, pero es de esas ciudades con alma que puedes volver a recorrer y siempre vas a terminar queriendo quedarte allí.

El viaje es especial porque hace mucho tiempo que mi papá no tiene vacaciones. La gente le dice “¡que linda vida Héctor!” cuando escuchan que se va a New York, Chicago, Madrid, Milán. A trabajar, el hombre se va a trabajar y extraña la casa tanto que no desearía ni embarcarse. Pero esta vez Héctor se va con su esposa, sus mejores amigos Jaime y Yoya y la guía turística, o sea yo, que me conozco más de la mitad del recorrido, que propone ir a Argentina, Uruguay y Brasil y al punto que casi une a los tres, Iguazú.

El sábado, en nuestro “petit comité” les pregunté a los viajeros si habría algo en alguna de las ciudades a las que vamos, que no quisieran perderse… “Les Luthiers” dijo uno, “El Viejo Almacén” dijo otro, “Olmedo y Porcini” dijo riéndose otro, obviamente este último no tenía idea de que Olmedo se tiró de una terraza y de que “Porcel” murió hace casi cuatro años, lo único que puedo hacer es llevarlos al Cementerio de Chacarita. Yo sólo me pregunto qué encontraré en Corrientes 348. Lamentablemente la curiosidad pudo más y google me mostró la foto del piso de oficinas que se encuentra al salir del ascensor del segundo piso… Raro sería que no predigan el final de este post… La bloggera de igual manera, tomará el ascensor.

Mi Buenos Aires querido, allá voy!  allá voy!

lunes, 4 de enero de 2010

Uno ha terminado con el pasado, pero a veces el pasado no ha terminado con uno

¿Qué tal si esta frase es cierta?  Si yo todo el tiempo he estado dispuesta a terminar con el pasado, pero el pasado me persigue y no me deja caminar.  ¿Cómo se llega al punto en que decimos "hasta aquí" y el "hasta aquí" te hace caso?.

Lo pregunto porque estoy segura de que soy una mujer fuerte y que fácilmente se recupera y no se lamenta de los errores, los valoro y recuerdo que para llegar, es necesario equivocarse.  Pero si me preguntan, miro a la derecha y miro a la izquierda y el pasado está en todos lados.  En el almuerzo, en la tele, en la reunión con los amigos, en las preguntas... en el silencio.

¿Cómo sacudirse este peso invisible, pero a veces tan pesado que tenemos en los hombros y que ahoga?  El otro día en una reunión tuve que adelantar una canción porque a alguien le recordó a un ex.  Yo misma borré de mi ipod unas cuantas canciones, pero no las puedo borrar del procesador del dj de Kong...  ¿Y entonces?  ¿Cómo se hace para seguir viviendo como si nada? y ¿cómo seguir con el corazón intacto, sensible y tonto, si lo único que quiero es no creer, nunca más?

¿Cómo se hace para no aplastar "enviar" sobre ese e-mail, que para empezar nunca debiste haber escrito?  Cuántas veces lo único que hace es empeorar todo o alargar la agonía de la relación que ya murió.  El aporte de mi experiencia se basa solamente en obviar el tema del clavo que saca al otro clavo.  Pésima idea.  Normalmente el "otro clavo" está oxidado y probablemente te va a dar tétano.

En este punto en el que el fantasma del pasado sigue pidiendo en todas las radios Luis Fonsi, me queda cruzar los dedos para que me de un ataque repentino de amnesia o que algún otro acontecimiento me de una cachetada más fuerte de la que ya recibí, para que lleguemos al mutuo acuerdo de olvidarnos.

Hago un llamado al presente, para que se enfoque y caminemos desmemoriados, ausentes del pasado, felices por lo que hacemos hoy, construyendo un nuevo y más agradable pasado.  Uno que me cante y me recuerde: "Hey, hey, tomorrow's just your future yesterday"