sábado, 5 de diciembre de 2009

Me comí los chapulines...

Siempre he sido aventurera.  Ahora que conozco de la teoría de la "Memoria Hereditaria" pienso que es algo que corre en los genes de ambos lados de la familia.

Si decido viajar a un país nuevo, pues me decido a probar todo aquello que sea típico del país anfitrión.  Durante los primeros días, me acercaba a los puestos, que en la calle, proveen a los mexicanos de un almuerzo rápido, barato y rico, aunque toque comerlo de pie.  Mi primer intento fue un éxito, me comí una quesadilla de queso y hongos (no sé que clase de hongos eran, pero imagino que serían portobello o similar).  Luego, probé casi todos los tacos posibles, de salpicón, de suadero, de albondiga, de chorizo, de pollo y mole, de longaniza y papa...

Sopes, huaraches, gorditas, enchiladas, pozole...

Comí parada en la calle Tacuba, taquitos dorados.  En Guadalajara, torta ahogada, chiles rellenos y mole poblano.

Y zas... lo prometido.  Comí...grillos!  La experiencia no fue fantástica.  Pedí como entrada unos dobladitas de maiz azul con huitlacoche (hongo que crece en el maiz) de aspecto no muy bonito, de sabor estupendo.  Y el fuerte, tacos de chapulines, es decir, de grillos...  La moraleja sería "no lo intenten en casa"...

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