martes, 8 de diciembre de 2009

El Palacio de Chapultepec

Ni sombra de mis amigos... luego supe que en el Hotel jamás les entregaron mis mensajes...  Así que una vez más, me voy de excursión con Arturo, pero esta vez no vamos solos, vamos con Evelyn de Alemania y su novio Andrés de Chihuahua.  Ellos le iban a pagar más dinero del que yo le ofrezco como "tip" a Arturo, asi que fuimos a su encuentro, para "acolitar al amigo".  Evelyn, tenía planeado otro paseo, que Arturo y yo en complicidad, boicoteamos.  Lo que nosotros le proponiamos era bastante más interesante.

Por mi, bien, cualquier ardid que me lleve a donde quiero llegar (sin hacer daño a nadie, obvio) y aprender, pues está bien.  En este viaje aprendí, todo de nuevo.  Desempolvé desde a Hernán Cortez hasta a Diego Rivera... Y asi, entre pequeño boicot y no tan pequeño, nos dirigimos al Palacio de Chapultepec.  Antes, pasariamos brevemente por el Museo de Arte Moderno, pues Arturo quería concentirme con "Las dos Fridas" una de las joyas del MAM.  Una vez más fue explícito en cada detalle de la pintura, sus conflictos, su amor (casi obsesión) por Diego, sus raíces.  En la pared junto al cuadro decía "...pensaron que yo era surrealista, pero no lo fui.  Nunca pinté mis sueños, sólo pinté mi propia realidad."



Salí contenta, sin saber de qué se trataba el Palacio de Chapultepec, simplemente me sonaba al Chavo, bueno, todo el viaje me sonó al Chavo :D  Que sorpresa tan grata fue llegar al Palacio. 

Llegamos y una vez más, Arturo me dijo, nunca las mires estática, tienes que moverte... refiriendose a la más valiosa pieza de David Alfaro Siqueiros, maestro de las perspectivas audaces, captaba extraordinariamente el movimiento.  Mientras pintaba este mural fue apresado.  Fue un político activo, seguidor de la línea de Lenin.  "Mira como caminan hacia ti" me dijo, y lo sentí asi.



Me gustó llegar a Chapultepec.  Conocer la historia política de este país, es el primer museo en el que no solo veo a los dioses aztecas.  Y finalmente, en este Palacio que sirvió como morada para Maximiliano y su esposa Carlota, quien solicitó al Emperador que le construyera una avenida para verlo llegar, el Paseo de la Emperatriz, que es hoy conocido como El Paseo La Reforma, vivieron varios Presidentes mexicanos.  Digno de los Palacios de la Realeza europea.  Asusta el lujo, no sólo por los excesos de Maximiliano, sino también de mandatarios como Porfirio Díaz, conocido como el "Dictador".

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